Cuando creces en un mundo de camioneros aprendes a valorar las cosas de otro modo. Soy hijo de camionero, mi padre desde muy pequeño me ha enseñado el amor por esta profesión, que aunque dura y solitaria, es muy gratificante. He crecido saliendo con el camión de mi padre a recorrer kilómetros y kilómetros en busca de mercancías a otros países, Marruecos, Italia, Francia, Portugal, todas las hemos recorrido con el camón mi padre y yo, mis mejores recuerdos son los que he pasado en el camión con mi viejo, incluso dormíamos en la cabina en un pequeño camastro situado detrás de los asientos, ¡qué tiempos aquellos!
Hubo un momento en mi vida en el que me revelé y grite a los cuatro vientos que yo no sería camionero, fue cuando murió mi padre, ya me daba todo igual y no quería saber nada de los camiones ni del gremio, pero lo que mi padre realmente hubiera querido, sería haberme visto conduciendo un camión, su camión. Así que no me lo pensé mucho más y me puse manos a la obra y acondicioné su viejo camión para que fuese un poco más moderno y con más opciones para darle más vida útil.
Saqué el camión y busqué desguaces camiones iveco, para mi sorpresa encontré uno muy cerca de casa, cuando llegue era de un conocido de mi padre al que le dio mucha alegría verme ya que le tenía mucha estima a mi padre. Le conté que quería seguir con el negocio de papá y me alentó a seguir adelante con mis planes. Lo primero es que el camión esté en las mejores condiciones posibles, mi padre se encargaba mucho del camión por lo que lo tenía como los chorros del oro. Ay que ver la importancia que tienen los desguaces en las personas que como yo se dedican al mundo del motor en general, ya sean mecánicos, taxistas o camioneros, personas que necesitan los mejores servicios en el menor tiempo posible y que gracias a desguaces tienen todo bajo control, no hay pieza que se les resista ni avería que no se pueda solucionar, todo lo que se puede estropear lo encuentras en un desguace fijo.
Así que aquí estoy con el camión puesto a punto y rebautizado con el nombre de mi padre en homenaje a él, para seguir con el legado que me dejó.