Somos individuos que tenemos gustos y preferencia particulares, así como también necesidades que debemos satisfacer por sí mismos, no obstante, también somos seres sociales, que anhelamos la compañía y apoyo de los demás en numerosos momentos de nuestras vidas. Dicen que todos los extremos son malos, en este caso podríamos decir que no es apropiado vivir aislado, pero tampoco depender todo el tiempo de los demás.
En primera instancia pertenecemos a un núcleo familiar, conformado por las personas que más deberíamos querer y de las que esperamos el mayor apoyo posible. Sin embargo, por circunstancias de la vida, o por dejarse llevar por la rutina, olvidamos o subestimamos el valor de la calidad de la relación que hemos de procurar con dichos seres.
En segunda instancia, podemos tener amigos, parejas, compañeros de trabajo, conocidos, en fin, hay muchos individuos que nos rodean, con los cuales establecer contacto y hasta estrechar relaciones y sentimientos. Pero ninguna persona sustituye a otra, por lo tanto, esos otros grupos no deben desplazar a nuestra familia. Cada uno puede tener su momento apropiado y así llevar una vida equilibrada y agradable por doquier.
No podemos ser como reza un refrán “candil de la calle, oscuridad en su casa”. Lamentablemente hace alusión a una gran cantidad de personas, que descuidan sus hogares, menosprecian a su gente, o no son muy colaboradoras. En contrapartida, en otros espacios de sus vidas, son muy espléndidos, considerados e incluso son catalogados como individuos extraordinarios. Y no es que no lo sean, sino que también deberían serlo en su propia vivienda.
La clave: compartir
No hay mejor manera para fortalecer los lazos familiares que compartir. Propiciar actividades en la casa, como realizar juegos de mesa, comer todos juntos, ver películas y después comentarlas, rezar, hacer barbacoas, picnic, etc. En realidad son muchas las ideas que se pueden poner en práctica para llevar a cabo acciones agradables entre los integrantes de un hogar.
Salir de paseo, es de las mejores ideas, porque estarán rompiendo la rutina, y tendrán todo el tiempo para hacer cosas divertidas y emocionantes. Ser flexible es parte del consenso, es decir, que cada quien escoja un lugar o una actividad, y el resto ha de sumarse con la mejor actitud, dispuestos a disfrutar lo que hace feliz a los otros.
Si se tiene un coche propio mucho mejor, tan solo hay que revisarlo antes de partir y si se requiere algún repuesto se puede revisar el siguiente enlace para llegar a un nutrido directorio de desguaces. Definitivamente, con estos consejos, la convivencia será extraordinaria.